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Ser docente a nivel posgrado: qué experiencia tan edificante!

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Ahora que terminé mi CV con satisfacción veo que he participado en algunos países como Canadá, EEUU, Costa Rica, Paraguay, además de haber sido invitado a la mayoría de los Posgrados del país dando cursos teórico-prácticos en donde he tenido la fortuna de hacer muchos amigos entre los alumnos y los docentes. 

Ser docente ha sido una de las mas satisfactorias y humanas experiencias que me ha llevado a crecer en lo personal y lo profesional, durante ese período cultivé relaciones y amistades a las que quiero honrar en esta publicación.

Seré breve, participé como docente de apoyo en 2 Universidades:

En la Universidad Autónoma de Tamaulipas el posgrado fue dirigido por el Dr. Enrique Zamarripa en donde colaboré desde 1999 hasta 2007, aquí me tocó participar con muchas generaciones de alumnos, siempre con todo el apoyo de Enrique, habiendo llegado a tener todos los climas en un mismo día. Siempre fuimos como un intercambio entre las universidades llegábamos el viernes en el primer vuelo a las 8 AM y nos regresábamos los sábados generalmente en un vuelo que salía como a las 5 de la tarde.

Al principio íbamos en parejas y me toco ir una vez con el Dr. Jorge Fastlicht y otra vez con el Dr. Carlos Oynck. A partir de esa vez me pidió Enrique que fuera solo para que yo cubriera los dos días y así fue posteriormente durante todo el tiempo. Siempre los alumnos de Tampico me quisieron mucho.

En una de tantas ocasiones que fui a Tampico, dando un curso teórico-práctico como siempre lo hacía, les di una plática en la que todos los alumnos quedaron muy motivados, recuerdo con mucho afecto que en aquella ocasión, los alumnos de los dos grupos (porque siempre les di a primero y a segundo año juntos) me fueron a despedir al aeropuerto y además me dieron de regalo una estatua modernista que hasta la fecha se encuentra en mi sala… ¡Que grato recuerdo parece que lo estoy volviendo a vivir!

Enrique siempre fue muy atento y durante todo este tiempo fui testigo de cómo creció Tampico y la zona de la playa, siempre nos llevó a comer a los mejores restaurantes de mariscos y de carnes, había un argentino “Jardín Corona” que era sensacional se comía tanto carnes como mariscos todavía recuerdo el “Filete de negrilla con camarones” era de lo mejor. 

En una ocasión que me tocó ir con Jorge Fastlicth, Enrique nos llevó a comer a este lugar y pedimos jaibas, recuerdo que Jorge se remangó las mangas de la camisa se puso un babero y comió con singular alegría. Algunas veces fuimos a cenar a una cantina que se llamaba “El Porvenir” en donde se comía una excelente botana con todos los tipos de mariscos y recuerdo que enfrente de la cantina había un panteón que tenía una leyenda en la pared que decía “Aquí se vive mejor que enfrente”.

Fui testigo de la gran labor realizada por Enrique, quien siempre tuvo el importante apoyo de las autoridades, cuenta con una área propia para investigación en la que tienen hasta “Instron”, todo esto da cómo resultado el que la Universidad Autónoma de Tamaulipas, sea de las que más premios ha obtenido en el área de investigación en los últimos tiempos.

Al llevarme al aeropuerto de regreso, Enrique como última escala siempre me llevaba a comprar mariscos, filete de negrilla, caracol y jaibas que me preparaban en una hielera y que siempre llegaron en perfecto estado. Lo recuerdo con mucho agradecimiento. 

Mi experiencia con la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP) es que fui uno de los maestros fundadores del Posgrado que inició en 1999, coordinado por la Dra. Elvira Rayón, en donde participé trabajando dos días de cada mes hasta el 2004; como profesor de la Clínica de Ortopedia los viernes y el sábado, dando teoría. La Dra. Ma. Teresa Ortiz, siempre estuvo presente en todas mis clases. Durante este período llegamos a ganar premios en los concursos de los trabajos estudiantiles que tuve la oportunidad de dirigir. Posteriormente fue nombrada la Dra. Ortiz como Coordinadora del Programa de Posgrado y tuve el gusto de seguir colaborando con ella.

Tengo gratos recuerdos, tuve la oportunidad de conocer la mayoría de los restaurantes y como me quedaba hasta el domingo, me gustaba mucho ir a Atlixco, bello lugar como a 30 minutos de Puebla, en donde hay una gran gama de restaurantes con excelente cocina, así como muchos invernaderos con una variedad interminable de plantas que disfruté y que actualmente forman parte de mi jardín.

Les comparto una anécdota que los hará estremecer: 

La Dra. Rayón siempre fue muy atenta, yo llegaba los viernes a Puebla muy temprano al Hotel para luego reportarme con ella a las 8 AM, generalmente iba a desayunar conmigo, debido a que las responsabilidades propias de su cargo eran múltiples, en una ocasión, nombró a un alumno para que estuviera al pendiente de mi visita mientras que ella resolvía otros asuntos, este joven era Altemar, fue un alumno muy brillante, entusiasta e inteligente, generalmente desayunábamos y comíamos juntos, mientras que cenaba con la Dra. Rayón; todos los sábados teníamos teoría hasta las 2 PM así que desayunaba y comía con Altemar, lo cual sucedió por varios meses, de igual sorprendente manera un día al llegar a Puebla, me di cuenta que era otro alumno el que iba a estar a atendiendo. Cuando pregunté por Altemar, me informan que se había enfermado súbitamente y que terminados los estudios, el diagnóstico era cáncer en el cerebro. 

En todo mi ser sentí una gran aflicción por varios días, pues lamentaba mucho que tuviera frente así esa gran batalla, además de que estaba felizmente casado, con un bebé en camino y una vida llena de anhelos y ambiciones. Debido al proceso de la enfermedad, tuvo que ausentarse de la clínica durante un tiempo, su espacio en aquellas convivencias matinales y vespertinas estuvo presente en mi cátedra; ocurrió entonces que se presentó a clases un día de tantos, sin embargo lo hizo con ciertas limitaciones en su capacidad de aprovechamiento, más con su característico entusiasmo y con un gran deseo de continuar. Seguimos en contacto durante un tiempo, él era hijo de un distinguido Cirujano Maxilofacial Oaxaqueño. 

Lamento mucho que la historia no termine alegremente, Altemar me tuvo un gran aprecio, el cual siempre fue recíproco, su estado de salud empezó a mermar cada vez mas, su vida poco a poco se empezó a extinguir hasta que finalmente falleció (QEPD). Altemar le hizo un encargo a su padre: Que cada día del maestro me hablara en su nombre para felicitarme. Su voluntad ha sido cumplida, desde entonces, cada día del maestro me habla su padre con mucho cariño para darme la felicitación de Altemar que “Dios lo tenga en su gloria”. 

Estoy muy agradecido con la vida, ya que en la UPAEP tuve muchos alumnos muy distinguidos, uno de ellos a los pocos años de egresado, ya era el Presidente de la Asociación Dental de Saltillo, por lo que tuvo a bien invitarme a presentar una conferencia en uno de los bloques de diferentes temas y me dio mucho gusto participar; recuerdo también que en ese congreso me encontré a una de mis mejores alumnas de Tampico, ya como profesionista destacada, madre y ama de casa, con quien tuvimos la oportunidad de ir a comer. 

Es muy edificante en mi trayectoria de vida. ser testigo de cómo los alumnos van progresando profesionalmente y ser colaborador en el descubrimiento y desarrollo de su aprendizaje, en ocasiones muchos de ellos también compartían sus progresos en sus proyectos personales y familiares. Es un enorme orgullo, ver cómo se van transformando en líderes de sus diferentes ciudades, mas sobretodo saber que lideran sus propias vidas, fomentando el bien de sus familias y construyen su éxito con valores.

Last modified on Viernes, 27 Julio 2018 17:34

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